¡Pero
bueno! ¿Esto será una broma, no? Aquí hay un error ¿si? Alguien
se ha equivocado ¿qué si, no? Perdón, me explico. Acabo de
sufrir una conmoción y estoy confusamente alelada (algo más de lo
habitual) Hace unos días, cumpliendo una norma no escrita, paseaba
la mirada entre un montón de libros apilados en la feria del libro
antiguo que períodicamente llega a la ciudad. Me encantan los libros
antiguos, no así los viejos que me traen olores de almacén húmedo
mal ventilado. Merodeando, como acostumbro, me quedé paralizaba ante
un cajón que contenía unos cuantos libros de lomo colorista y
dibujos juveniles. ¡Repuñetas, son mis libros! Algunas de mis
primeras lecturas, aquellas que me hacían viajar sin moverme del
sofá, las que me procuraban aventuras cualquier día y en cualquier
momento. Que alguien me explique qué significa encontrar tus títulos
primeros, tus lecturas preferidas, aquellas con las que te
introdujiste en la lectura en una feria del libro antiguo. !Antiguo!
Mis orígenes
ya forman parte de la historia, catalogados como producto antiguo,
demodé, añejo, anticuado, trasnochado. Como es comprensible, me
quedé petrificada. ¿Debo tomarlo como una señal o quizá es
simplemente un error? ¿He entrado de lleno en el pleistoceno
existencial y mis orígenes ya forman parte de una era geológica a
punto de la extinción? ¿Tendré que expresarme ya siempre con
pretéritos perfectos muy perfectos, para referirme a cualquier cosa
de mi lejano pasado? ¿Cada opinión sobre mi vida anterior se tomará
como criterio de autoridad imposible de verificar porque se hunde en
tiempos vetustos? ¿Mis pareceres van a adquirir ya el tufillo de
consejos de abuelita patata? Sin aliento, costernada, sobrepasada por
esta señal del paso del tiempo que me coloca donde todavía no estoy
(que no) me fui a meditar.
Estoy
desenfocando la cuestión, seguro. Una mujer con pasado, eso sí. He
acumulado un buen número de experiencias que me han dado criterio
(sí, eso está mejor). Un recorrido vital en el que adquirir
seguridad y sabiduría sobre lo que querer y esperar (bien). El
transcurso de un buen puñado de días que dejan en mi rostro una
sonrisa enigmática y seductora (voy bien). Pocas cosas hacen más
atractiva a una mujer que tener un pasado, a ver si un puñado de
lecturas juveniles clasificadas sin ninguna delicadeza me van a
fastidiar la imagen literariamente fabulosa que esforzadamente cada
día construyo de mí (hasta ahí).
Otro consuelo
No hay comentarios:
Publicar un comentario