domingo, 16 de octubre de 2016

A punto de shock


¡Pero bueno! ¿Esto será una broma, no? Aquí hay un error ¿si? Alguien se ha equivocado ¿qué si, no? Perdón, me explico. Acabo de sufrir una conmoción y estoy confusamente alelada (algo más de lo habitual) Hace unos días, cumpliendo una norma no escrita, paseaba la mirada entre un montón de libros apilados en la feria del libro antiguo que períodicamente llega a la ciudad. Me encantan los libros antiguos, no así los viejos que me traen olores de almacén húmedo mal ventilado. Merodeando, como acostumbro, me quedé paralizaba ante un cajón que contenía unos cuantos libros de lomo colorista y dibujos juveniles. ¡Repuñetas, son mis libros! Algunas de mis primeras lecturas, aquellas que me hacían viajar sin moverme del sofá, las que me procuraban aventuras cualquier día y en cualquier momento. Que alguien me explique qué significa encontrar tus títulos primeros, tus lecturas preferidas, aquellas con las que te introdujiste en la lectura en una feria del libro antiguo. !Antiguo!

Mis orígenes ya forman parte de la historia, catalogados como producto antiguo, demodé, añejo, anticuado, trasnochado. Como es comprensible, me quedé petrificada. ¿Debo tomarlo como una señal o quizá es simplemente un error? ¿He entrado de lleno en el pleistoceno existencial y mis orígenes ya forman parte de una era geológica a punto de la extinción? ¿Tendré que expresarme ya siempre con pretéritos perfectos muy perfectos, para referirme a cualquier cosa de mi lejano pasado? ¿Cada opinión sobre mi vida anterior se tomará como criterio de autoridad imposible de verificar porque se hunde en tiempos vetustos? ¿Mis pareceres van a adquirir ya el tufillo de consejos de abuelita patata? Sin aliento, costernada, sobrepasada por esta señal del paso del tiempo que me coloca donde todavía no estoy (que no) me fui a meditar.

Estoy desenfocando la cuestión, seguro. Una mujer con pasado, eso sí. He acumulado un buen número de experiencias que me han dado criterio (sí, eso está mejor). Un recorrido vital en el que adquirir seguridad y sabiduría sobre lo que querer y esperar (bien). El transcurso de un buen puñado de días que dejan en mi rostro una sonrisa enigmática y seductora (voy bien). Pocas cosas hacen más atractiva a una mujer que tener un pasado, a ver si un puñado de lecturas juveniles clasificadas sin ninguna delicadeza me van a fastidiar la imagen literariamente fabulosa que esforzadamente cada día construyo de mí (hasta ahí).



Otro consuelo

             

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