jueves, 29 de octubre de 2015

Máximas del esclavo/a feliz

Mantener la mente en off de forma permanente para convivir con la alienación laboral y acabar por no reconocerte, por no saber muy bien quién eres.

Asumir que no saber hacer nada es algo sin importancia. No construir, no realizar un proceso completo que te haga sentir bien con tu trabajo y con lo que eres capaz de hacer.

Engañarse a sí mismo perdiendo el norte y acabar por empatizar con la élite social a la que no perteneces. Desear emularla, adquirir sus prebendas que están fuera de tú alcance, vivir con su nivel de vida, en vez de comprender al igual, sus problemas que son los tuyos.

Culpabilizar a la pobreza en vez de combatirla.

Someternos sin reserva a la lógica del “todo tiene un precio” Meternos en las meninges la obligatoriedad de hacer dinero a cualquier precio.

Modificar nuestra escala de valores. Supeditar familia, amigos, entorno, ciudad… a los imperativos del trabajo, y además, estar agradecidos.

Fuentes: escuchar, mirar, leer,  hacer mala órdiga y descubrir  la digestión que ha hecho César Rendueles en Capitalismo Canalla.

Reflexión. ¿Cuántas vidas pensamos  vivir que nos permitimos el lujo de poner en venta ésta?

Consuelo. Agradecidos de estar en activo y formar parte de este enloquecido engranaje.

Como él, que parece que no se plantea mucho la vida



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