El género de
terror como elemento del sistema represor. Podría ser el titular de una un
sesudo ensayo al que da miedo asomarse. Pues no, nada de eso. En una entrevista
hecha a Guillermo Del Toro en la que hablaba de su última película (La cumbre escarlata) formulaba esta
tesis. Según Del Toro, el miedo o el terror es fomentado por el poder
establecido. Si traspasas las normas puedes encontrarte con un castigo que
viene oculto por el envoltorio del miedo, del terror. Esto es así incluso en
los cuentos creados para los niños. La
Sirenita tiene tratos con una bruja pavorosa que a cambio de que ella pueda
ir más allá de lo admitido, le cobrará
su voz. Caperucita, atravesando el
bosque prohibido, siente el aliento del lobo que tiene intención de acabar con
ella. Hay advertencias que no se hacen gratuitamente. Ese bosque lleno de seres
malignos, la buhardilla de la casa en la
que es mejor no entrar, la puerta que no hay que abrir… Son normas que obedecer
porque de lo contrario hay que exponerse a las consecuencias. Normas,
obediencia igual a protección; desobediencia igual a castigo. El héroe o
heroína de estas historias es el trasgresor de lo establecido.
La tesis de Del
Toro me ha traído a la memoria las narraciones “los ricos también lloran”, un
género en sí mismo. Una cantidad ingente de historias en las que los protas
están forrados, tienen trabajos estupendos, casas de ensueño, y ¡ah!, se me
olvidaba, son guapos-guapísimos. Para que se produzca el drama, para que haya
chicha y aquello no parezca un reallity sobre lo bien que viven algunos, les
ocurre una desgracia que desencadena la acción. La ambición, la lujuria, el
azar… el caso es que comienzan a pasarlo mal y nosotros a empatizar con ellos
(en la parte chunga, porque a nosotros también nos pasan cosas así) Sí, lo sé,
el dinero no da la felicidad. ¡Con lo bien que estamos los demás en nuestra
anodina y justita existencia! El dinero no dará la felicidad pero su carencia
está todavía más lejos de conseguirla. Un ejemplo límite, lo sé, pero válido.
Dos hombres parapléjicos. Los personajes, basados en historias reales, de las
películas Mar adentro (2004) e Intocable (2012) ¿encaran estos hombres su dificilísima
situación de la misma manera?
Estoy
convencida, como Del Toro, aunque yo en estas historias de “los ricos también
lloran”, de que estos novelones tienen el objetivo de aplacar a la masa,
apaciguarnos, hacernos conformar con lo que tenemos. Adoctrinamiento directo al
subconsciente. A qué punto de convencimiento he llegado que la última vez que
volví a ver mi adorada Retorno a
Brideshead, comencé a ver en ella una obra de arte protagonizada por una
cuadrilla de pijos sin remedio.
Después de lo ya dicho, voy a ver
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