jueves, 13 de agosto de 2015

Garabatos

Como las ocasiones no son muchas, no pierdo ninguna para poder escribir a mano, de forma amanuense, con papel y boli. Además, no soy nada glamurosa, papel normal y boli bic, punta gorda, por favor. Ejercicio placentero y que de no ser por obligación, se va dejando de lado o simplemente olvidando.

Pero, cuidado, es un ejercicio que habla mucho de cada uno de nosotros. Hay un hilo invisible que une el estado de ánimo y la caligrafía. He llegado a darme cuenta, de que aunque mis palabras desmientan mis pensamientos, no lo hará la forma e intensidad de mi letra. Se redondea y expande si tengo un día verde esperanza y se vuelve pequeñita e incomprensible el día rojo peligro. No hay forma de mantener una personalidad definida y estable, la transformación es de tal grado que hay ocasiones en las que he llegado a pensar que atravieso estados transitorios de bipolaridad y mi caligrafía me delata.

Sobre lo chivata que puede llegar a ser este ejercicio manual de dibujar trazos en un papel tengo una idea certera, pero lo que no imaginaba es la vertiente laboral para el que maneja lápiz y papel con extraordinaria maestría. Acabo de saber que se llaman pendolistas. Se ganan la vida escribiendo cartas, invitaciones a eventos, carteles… por encargo y, por, descontado, a mano. Su valor es el arte que imprimen en su trabajo y para ello se valen del tipo de papel (más rugoso, imprime carácter a la letra al oponer resistencia, o liso por el que resbala jubilosa la pluma). Y, por supuesto, combina tipos de letras dependiendo del carácter del evento, del gusto de la persona que realiza el encargo, o de la personalidad del destinatario. Claro, el artista también deja su estado de ánimo en su trabajo, o intenta enmascararlo si lo cree oportuno.

Imagino que es este un arte en vías de extinción, pero va a hacer que mire con más atención caligrafías y tipografías de todo tipo, y desde luego con mayor cariño los garabatos con los que suelo emborronar hojas de dudosa calidad.

Decidido, y si alguien está en desacuerdo que se atreva a decírmelo.


Mientras tanto miro…
Escritura japonesa

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