jueves, 6 de agosto de 2015

Contemplando


Estoy sentada. Miro al mar. Nada más. Tranquila estoy. La gente pasa de largo o transita con descuido alrededor. Cada uno a lo suyo.

Unos jóvenes padres resoplan ante el penúltimo berrinche del primogénito que se ha sentado en el suelo y no quiere avanzar. Un anciano, al que saca a pasear su chucho que trota suave, conocedor de la velocidad media de su dueño, avanza tranquilo.  Un padre y un hijo comen un helado relamiéndose al compás de sus pasos, como el reflejo de dos momentos similares separados por el tiempos, dos ejemplares genéticos de un mismo ser visto en perspectiva. Dos adolescentes pasan patinando y sus trinos, risas y gritos anuncian amaneceres ilimitados. Una familia se para a hablar con un conocido, muy cerca de mí, saludos, parabienes y paso continuo. Un grupo de pre-universitarios  pasan de aconsejarse sobre los programas televisivos de más baja estofa a discutir sobre política española sin solución de continuidad ¡qué plasticidad! ¡qué flexibilidad! Dos venerables ancianas con andador, una más con bastón y  la cuarta a pie ligero, avanzan como si de una carrera de relevos se tratara. Un cuarentón, firme y seguro, avanza lanzando miradas a diestro y siniestro, no sea que la sección femenina no se percate. Dos novios, puro chicle, están de acuerdo hasta en la dirección en la que mirar, la longitud del paso que dar y el tono de voz que emplear. Me edulcoro sin querer.Seguro que hay alguien mirando que miro.

Sigo sentada, observando. Placeres de bolsillo. Momentos que perseguimos por necesidad, por inercia. ¿Hay algo más? ¿Alguna montaña que debe ser escalada? ¿Un continente por descubrir?  O no.  ¿Me zambulló entonces en el instante de felicidad común y corriente? ¿Busco la última esencia escondida, esa gran belleza esquiva o me impregno de la normalidad, elixir destilado por el sentido común? ¿Hay algo más?

Una señorita acaba de desplegar un pañuelo en el suelo a dos metros de mi atalaya. Desembala una gaita y se pone a tocar. ¡A jorobarse! Momento interruptus en mi búsqueda de la felicidad al alcance de la mano. Mañana será otro día.

¡Necesito ayuda! ¿Hay alguien ahí?
La banda sonora de la búsqueda del Grial ha hecho crack, crak… Si alguien encuentra el hilo de Ariadna, que me lo comunique.

Mientras tanto escucho otra cosa...
                    

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