“Demasiado grande para Europa y demasiado pequeña para el
mundo” Qué temporada. No dejo de escuchar y leer la dichosa frasecita sin
conseguir saber nada sobre su autoría u origen. Se cita con prodigalidad y
alegría en la seguridad de que, como si de un aforismo se tratara, contiene y
resume el estado de cosas para Alemania y el lodazal en el nos encontramos
buena parte de los europeos. Ahora
mismo, Alemania se acaba de merendar a Grecia y mucho me temo que la digestión
acabe por sentarnos mal a todos.
Tiene miga la sentencia. Los teutones llevan, como poco,
doscientos años empeñados en ponerse a la cabeza, de llegar los primeros y
destacados en la carrera de relevos que ha
tenido lugar en Europa. Sea cual sea la competición, pacífica o bélica, por las
buenas y de buen rollito o por las bravas. Europa parece quedárseles estrecha y
corta, e intentan darla de sí. El resto nos damos cuenta, y aunque seamos
fácilmente fagocitables, somos conscientes, caray. Zona de colonización, pero
con cariño y respeto, danke.
Prosigamos con la segunda parte de la máxima. Si Alemania
saca los pies de Europa se vuelve transparente. Ahí fuera hace frío y le
esperan los clásicos, como EE.UU, y los
nuevos, bien no tan nuevos, como China, India, Brasil o Sudáfrica, por citar… Así
que poco que hacer ¿Qué quiere ser cola de león o cabeza de ratón? Que se
defina porfa…
Como integrante del bien intencionado y mal regido imperio
europeo, me veo en la obligación de pedir que enseñen ya la zanahoria al final
del camino, para así correr todos a una, por lo menos para formar parte de ese
exclusivo grupo de conscientes esclavos felices con el norte bien definido.
Necesito ayuda. ¿Actuó o me relajo? ¿Lo espero todo o no exijo nada?
Mientras se dibuja el caminito escucho a Wagner,
ilustre hijo de Leipzig, de cuya música
decía Woody Allen, estoy segura de la cita, que cuando le escuchaba le entraban
ganas de invadir Polonia ¡Qué retranca Allen!
¿Hay alguien ahí?
No hay comentarios:
Publicar un comentario