Aperitivo
y/o postre. Si, desde luego. ¿Por qué
no? A un tiempo ambas o bien, diferenciadas. La humilde aceituna, enjuta y
escasa, tierna e intensa, salada. La arrugada uva, morena y prieta, madura y
concentrada, dulce. Aceituna y uva están
en la base de nuestra sociedad, de nuestra forma de entender la alimentación y
la vida.
Perdón
porque no sé muy bien de qué estoy
hablando. Acabo de toparme con una pareja de ancianos de caras esculpidas con arrugadas
y me han lleva sin darme cuenta, de la
filosofía a la gastronomía en un parpadeo ¿Habrán conseguido esconder en sus
pliegues la dulzura y el salero de una vida intensa o por el contrario, serán
frutas malogradas que el tiempo ha avinagrado y echado a perder por no haberse
curado adecuadamente? El crear arrugas es un proceso que requiere un saber
hacer. ¿Estaré confundiendo los síntomas del hambre con la gimnasia
involuntaria de la neurona trabajadora que poseo? ¿Y si filosofía y gastronomía fueran primas
hermanas y no me hubiera dado cuenta? Nadie puede filosofar con el estomago
vacío y sin filosofía seríamos meros
animales de estómago agradecido.
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