jueves, 28 de mayo de 2015

Factura eléctrica

¿Es a mí sola o le sucede a más gente? Estoy delante de una factura de la luz eléctrica y mi autoestima baja enteros a la misma velocidad con la que la recorre mi ojo, y lo único que veo con claridad es la cifra que figura al final diciéndome, sin género de dudas, qué tengo que pagar.

¿Este galimatías está hecho a posta, no? Dos caras DIN a4 repletas de conceptos técnicos, cálculos matemáticos, unidades de medida, diagramas de quesito coloridos... Un despliegue con afán didáctico totalmente errado que me deja con la boca abierta y cara de boba. Estoy tentada de enmarcarla y ponerla frente a mi sofá, a modo de mandamiento, con obligatoriedad de ser observado y obedecido aunque no se entienda, aunque también podría pensar en realizar un collage con ella o   una obra de "pop art", de color va bien. 


Mientras me decido, me entero de algún dato curioso. El término de potencia contratada, uno de esos conceptos presentes en el enigmático documento, vamos la cantidad fija a pagar si o si, ha subido desde 2013 un 92%, y desde que en 2009 el sector se liberalizó, el término de potencia consumida ha subido un 80%.Y yo pagando todos estos años con esa alegría ignorante que me caracteriza. ¿Cómo voy a entender la política energética si ni tan siquiera comprendo  la factura sin indigestarme? 


¿Qué hago? ¿Sigo en mi limbo de tontuna conformista o me agarro un buen dolor de cabeza de rabieta informada y consciente?

Necesito ayuda ¿Hay alguien ahí?

Mientras llega, miraré intensamente este Kandisky que también  plantea retos a mi capacidad intelectual, pero a cambio rebosa generosamente la parte sensual que con mucho cariño cuido y alimento.


Composición IV. 1911




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