Sentada en
el sofá de casa, en una noche veraniega en la que la temperatura
aconseja mantener abiertas las ventanas hasta la madrugada, me
sorprende el estrépito de uno de los aspersores de agua de una zona
ajardinada vecina. El agua, obligada a enloquecer, en su descenso
choca estruendosamente con las baldosas de la acera colindante. A
pesar del calor ambiente, este aguacero repentino me asusta y
agradezco cuando, minutos más tarde, cesa la gota fría dejando una
calma sonora que es la que demanda la noche estival. Es una agua
ofendida, apurada, angustiada en su exigencia por salir la que hiere
a quien la recibe.
Este rotundo
fluir, me ha traído otros. No colecciono sonidos acuáticos pero
ahora que lo pienso atesoro un repertorio variado, por otra parte,
muy común a la experiencia general de la mayor parte del personal
que agudiza el oído. Recuerdo el vital arroyo de montaña que
proclama su vigor y lozanía inclemente ante el dolor de cabeza que
me va creando a cada minuto de contemplación bucólica. Evoco las
olas del mar batiéndose frente a la costa y como me impresionan con
su majestuosidad y fortaleza. Un acompañamiento acompasado de
espumarajos y gorgoteos se unen al bramido de la sintonía central.
Aunque impávida e ignotizada por los sucesivos choques y
retrocesos, los rugidos y rumores, el magnetismo del espectáculo
acuático comienza a transformarse en el eco de un castigo divino en
el que el estrépito líquido se estrella contra la dura roca con el
único objeto de coger aliento para volver a empezar. Acabo fatigada
y compadeciendo el denodado trabajo del impetuoso líquido. Rememoro
esas corrientes sometidas en las fuentes urbanas y palaciegas en las
que la cadencia sonora del agua alterna estrépitos, gorgoteos y
silencios. Me entrego a su polifonía los minutos estrictamente
preceptivos para que se produzca el primer momento de asombro. Al
poco, acaba siendo un barullo difícil de aguantar.
En esta España seca e intransigente, agua y pasado común son la mejor terapia. Genial¡¡¡
ResponderEliminarCierto. Agua que baja la temperatura y aclara las ideas.
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